Articulo escrito por Flavia Vanesa Scarso en suite101.net
En Buñol, un pequeño pueblo al norte de Valencia, famoso por sus fiestas, el último miércoles de Agosto se celebra cada año la fiesta de la tomatina, la pelea vegetal más grande del mundo, “La Tomatina”. Una multitud de hasta 20.000 personas se reúnen en la plaza principal del pueblo para arrojarse tomates unos a otros.
Como comenzó la guerra de tomates
Ésta singular fiesta tiene sus orígenes en 1945 durante las fiestas patronales del pueblo, mientras pasaba un desfile de gigantes cabezudos, unos jóvenes que participaban en la fiesta comenzaron a producir disturbios al empujar a uno de los que llevaba el disfraz. La persona se levantó enfurecida y comenzó a distribuir golpes a todo el que se le atravesaba, por lo que pronto todos comenzaron a pelear.
Quizá por cosa del destino había cerca un puesto de verduras y frutas expuestas, por lo que no tuvieron mejor idea que comenzar a tirarse tomates, pronto la pelea se convirtió en un juego y todos comenzaron una batalla de tomates. Tuvieron que intervenir las fuerzas de orden público para parar ésta batalla y condenaron a los responsables a pagar los daños producidos.
Al año siguiente, los jóvenes volvieron al lugar para la misma fecha y durante las festividades comenzaron nuevamente la batalla de tomates, pero ésta vez intencionadamente trajeron tomates de sus casas. De nuevo tuvieron que intervenir las fuerzas del orden y tras repetirse el altercado en años sucesivos, las fiestas quedaron implícitamente instauradas en Buñol.
Lo que nunca imaginaron éstos jóvenes, es que habían dado comienzo a una verdadera tradición que se continúa repitiendo cada año atrayendo visitantes de todas partes del mundo, haciendo al pequeño pueblo de Buñol famoso mundialmente por su guerra de tomates.
El entierro del tomate
A principios de los años 50 el Ayuntamiento de Buñol prohibió La Tomatina, aunque éste hecho no logró frenar a algunos participantes que llegaron a ser encarcelados. Pero ante la insistencia del pueblo la tomatina fue nuevamente autorizada.
Cada vez asistía más gente con los bolsillos cargados de tomates, dispuestos a tirarse agua, meterse a las fuentes y demás actos considerados vandálicos, incluso en algún momento fue atacada alguna personalidad importante, todo esto afectaba a quienes simplemente querían observar, por lo que La Tomatina fue prohibida nuevamente.
En 1955 en señal de protesta se celebró “El entierro del tomate” en el cuál los vecinos del pueblo de Buñol colocaron un gran tomate en un ataúd y acompañados de la banda tocando marchas fúnebres simularon el funeral del tomate. El éxito de la manifestación fue tal que el ayuntamiento permitió nuevamente la fiesta del tomate pero bajo ciertas normas.
La tomatina de Buñol
Entre los cambios introducidos está el palo enjabonado en el cuál los participantes deben intentar trepar por él para conseguir un jamón que está colgado en lo alto. En 1980 la fiesta se hizo famosa gracias a un reportaje en la televisión española y desde entonces se ha convertido en una fiesta muy popular en España atrayendo gente de otras partes del mundo.
Al inicio los participantes traían sus propios tomates a la celebración, pero hoy es el mismo ayuntamiento quién organiza la fiesta, destinando para la misma 40.000 kilos de tomate, utilizados en la lucha.
La guerra de tomate dura exactamente una hora, la lucha comienza a las 12 con el sonido de una enorme bocina como el estruendo propio de un gran cuerno de la edad media, que da comienzo a la batalla de tomates y termina exactamente una hora después con el sonido de la segunda bocina. Los participantes no deben tirar ningún tomate antes o después de éstas señales.
Así Buñol, un pueblo del interior de Valencia de tan solo 9.000 habitantes se ha convertido gracias a La Tomatina en atractivo internacional, en el que miles de visitantes acuden cada año a participar de una batalla llena de color y sabor. Durante una hora de diversión, gente de todas las edades lucha como si fueran niños con tomates, gracias a los valientes del pueblo que lucharon por conseguir que la fiesta se instaurara, convirtiéndose en una fiesta popular y tradicional que sin duda da el toque distintivo a éste pueblo.
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Ésta singular fiesta tiene sus orígenes en 1945 durante las fiestas patronales del pueblo, mientras pasaba un desfile de gigantes cabezudos, unos jóvenes que participaban en la fiesta comenzaron a producir disturbios al empujar a uno de los que llevaba el disfraz. La persona se levantó enfurecida y comenzó a distribuir golpes a todo el que se le atravesaba, por lo que pronto todos comenzaron a pelear.
Quizá por cosa del destino había cerca un puesto de verduras y frutas expuestas, por lo que no tuvieron mejor idea que comenzar a tirarse tomates, pronto la pelea se convirtió en un juego y todos comenzaron una batalla de tomates. Tuvieron que intervenir las fuerzas de orden público para parar ésta batalla y condenaron a los responsables a pagar los daños producidos.
Al año siguiente, los jóvenes volvieron al lugar para la misma fecha y durante las festividades comenzaron nuevamente la batalla de tomates, pero ésta vez intencionadamente trajeron tomates de sus casas. De nuevo tuvieron que intervenir las fuerzas del orden y tras repetirse el altercado en años sucesivos, las fiestas quedaron implícitamente instauradas en Buñol.
Lo que nunca imaginaron éstos jóvenes, es que habían dado comienzo a una verdadera tradición que se continúa repitiendo cada año atrayendo visitantes de todas partes del mundo, haciendo al pequeño pueblo de Buñol famoso mundialmente por su guerra de tomates.
El entierro del tomate
A principios de los años 50 el Ayuntamiento de Buñol prohibió La Tomatina, aunque éste hecho no logró frenar a algunos participantes que llegaron a ser encarcelados. Pero ante la insistencia del pueblo la tomatina fue nuevamente autorizada.
Cada vez asistía más gente con los bolsillos cargados de tomates, dispuestos a tirarse agua, meterse a las fuentes y demás actos considerados vandálicos, incluso en algún momento fue atacada alguna personalidad importante, todo esto afectaba a quienes simplemente querían observar, por lo que La Tomatina fue prohibida nuevamente.
En 1955 en señal de protesta se celebró “El entierro del tomate” en el cuál los vecinos del pueblo de Buñol colocaron un gran tomate en un ataúd y acompañados de la banda tocando marchas fúnebres simularon el funeral del tomate. El éxito de la manifestación fue tal que el ayuntamiento permitió nuevamente la fiesta del tomate pero bajo ciertas normas.
La tomatina de Buñol
Entre los cambios introducidos está el palo enjabonado en el cuál los participantes deben intentar trepar por él para conseguir un jamón que está colgado en lo alto. En 1980 la fiesta se hizo famosa gracias a un reportaje en la televisión española y desde entonces se ha convertido en una fiesta muy popular en España atrayendo gente de otras partes del mundo.
Al inicio los participantes traían sus propios tomates a la celebración, pero hoy es el mismo ayuntamiento quién organiza la fiesta, destinando para la misma 40.000 kilos de tomate, utilizados en la lucha.
La guerra de tomate dura exactamente una hora, la lucha comienza a las 12 con el sonido de una enorme bocina como el estruendo propio de un gran cuerno de la edad media, que da comienzo a la batalla de tomates y termina exactamente una hora después con el sonido de la segunda bocina. Los participantes no deben tirar ningún tomate antes o después de éstas señales.
Así Buñol, un pueblo del interior de Valencia de tan solo 9.000 habitantes se ha convertido gracias a La Tomatina en atractivo internacional, en el que miles de visitantes acuden cada año a participar de una batalla llena de color y sabor. Durante una hora de diversión, gente de todas las edades lucha como si fueran niños con tomates, gracias a los valientes del pueblo que lucharon por conseguir que la fiesta se instaurara, convirtiéndose en una fiesta popular y tradicional que sin duda da el toque distintivo a éste pueblo.
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