LA FERIA MEDIEVAL DE MANRESA, Barcelona- España

Artículo escrito por Flavia Vanesa Scarso en Suite101.net

En el marco de la festa de la llum (fiesta de la luz) Manresa, un pequeño poblado de Catalunya, en la provincia de Barcelona, recuerda el milagro de la llum (luz), en que por allá por el año 1345 una misteriosa luz proveniente de Motserrat entró en la iglesia del Carme haciendo que las campanas comenzaran a tocar solas. Ésta señal divina obligó al obispo de Vic, Miquel de Ricomar a autorizar la construcción de una sequía (acequia) que trajera agua del río Llobregat, algo que durante años se había negado el prelado anterior, Galceran Sacosta. La obra permitió acabar con la sequía que asolaba el poblado y con el conflicto existente.

La fira de L'aixada

Desde 1997 cada año Manresa vuelve atrás en el tiempo con la Fira de l'aixada(feria de la azada) en la que todo el poblado sale a las calles de la ciudad con sus vestimentas medievales y que fué originada por la gran sequera (sequía) que azoló la ciudad en tiempos del Rey Pere III y que llevó a la construcción de la gran acequia.

En las más de 200 paradas los visitantes pueden encontrar productos artesanales del ramo de la alimentación, decoración y utillaje diverso, los comerciantes también se visten acordes para la ocasión. La ambientación de las calles y plazas es total y por las noches la iluminación artificial disminuye para dar lugar a faroles, velas y antorchas. Todo el pueblo sale a las calles con sus trajes medievales y se trasladan a la época.

Durante el transcurso de dos días, en el fin de semana que precede la llegada de la llum que se festeja el 21 de Febrero, se montan espectáculos en diferentes puntos de la ciudad en los que participan gran cantidad de habitantes de la misma, en las diferentes paradas se puede observar el proceso de trabajo de oficios muy antiguos, como picapedrero, alpargatero, alfarero, vidriero, halconero, panadero, cestero, entre otros.

Cabe destacar, la puesta en escena de un parque infantil en las inmediaciones de la Iglesia de la Seu (sede) en la que los niños pueden participar de juegos medievales, escuchar cuentos y realizar otras actividades típicas medievales, como así también dar un paseo en asno. También se realizan demostraciones de esgrima y exposición de halcones y otras aves de rapiña.

Una tradición que perdura

La feria atrae cada año, alrededor de 65.000 visitantes de toda Cataluña y cada vez se van sumando más visitantes de otros lugares de España y otros países. En las actuaciones participan más de 400 actores, que llevan a cabo las escenificaciones, en los dos días no pasa un momento sin que haya alguna representación medieval en algún rincón del pueblo.

A medida que se avanza por las calles realizando un recorrido por el pueblo, luchas, farsas, rifas, venta de esclavos, danzas medievales, rituales de brujas y cambios de guardia en alguno de los portales situados en las inmediaciones del poblado, son algunas de las representaciones que hacen que el visitante se traslade de lleno a la época medieval realizando un verdadero viaje en el tiempo.

Entre las representaciones estrella está las entradas a la ciudad del rey Pere III y del obispo de Vic, Galceran Sacosta. Dos personajes que llegaban acompañados de una numerosa comitiva y que escenificaban la tensión entre la ciudad de Manresa y el obispado a raíz de la negativa de Galceran de permitir la construcción de la sequía, cuya función debía de ser conducir el agua de Balsareny a la ciudad y garantizarla en extrema sequía.

En la actualidad Manresa es una ciudad que se encuentra en pleno corazón de Calaluña a unos 65 kilómetros de la ciudad de Barcelona, el río Cardener pasa por el sudoeste de la ciudad, sin embargo utiliza el agua del río Llobregat que es transportada a su paso por la "sequía" .

Tiene unos 64.000 habitantes y su arquitectura ha mantenido el estilo medieval, aunque se ha modernizado y cuenta con dos universidades y la actividad industrial es importante, aunque el sector primario sigue siendo preponderante. Sin embargo, Manresa en los dos días de la Fira de L'aixada se convierte en una ciudad netamente medieval en todo sentido y nos invita a trasladarnos a épocas antiguas de caballeros y damiselas.

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